jueves, 5 de noviembre de 2009

A penalizar el aborto masculino

Noviembre es el mes de la familia. ¿De cuál familia? A pesar de ser los grandes ausentes, en la génesis, los hombres forman parte de ella. En la elaboración de la Reforma Constitucional fuimos testigos de como los grupos más conservadores y los asambleístas por temor a la institución más decadente, les negaron el derecho a las mujeres pobres a interrumpir los embarazos cuando su vida está en peligro. Esta impopular e ilegitima Constitución, no tiene mirada de mujer, las mujeres no contamos. No se escuchan voces en reclamo por los abortos masculinos, no demandan gravamen por las mujeres embarazadas abandonadas. No exigen penalizar a los hombres que abortan sus hijos, no antes de nacer, cuando todavía son un grupo de células con potencial humano, estos individuos los abortan cuando ya son ciudadanos, niños, niñas o jóvenes y estos hombres, inclusive diputados, les niegan el cariño, el modelo de padre, el nombre, la manutención y en mucha ocasiones inclusive, ni se toman la molestia de conocerlos. De estos abortos masculinos, los asambleístas no dicen nada.

Cuando se habla de familia hay que incluir a las niñas y mujeres violadas, o embarazadas con o sin su consentimiento, que se ven precisadas, desde su indigencia, a criar y educar a sus retoños, abandonadas por los varones engendradores. El aborto masculino debe ser evidenciado y penalizado. La familia no es asunto de mujeres. Desde el embarazo, el parto y la lactancia, el sistema patriarcal intenta coartar la libertad de la mujer, encerrándola en unos roles específico y diferenciado de los viriles. Se le empuja a incorporarse a nuevas tareas, siempre que no abandone los suyos propios, so pena de culpabilización propia y reproche social.

El escaso apoyo que la mujer encuentra para llevar adelante su embarazo y crianza, tanto por parte de su pareja como de la sociedad repercute en detrimento de su salud y calidad de vida. Es imprescindible que el Estado soporte la familia con suficientes guarderías infantiles, licencia por maternidad para cualquiera de los progenitores como estrategias para que estos asuman su papel en el cuidado de los hijos. Los hombres deben asumir su responsabilidad en la reproducción, continuan siendo los grandes ausentes.