domingo, 6 de junio de 2010

De la cintura para abajo no se habla

Aunque para algunas mujeres jóvenes las duchas vaginales resulta medicina arcaica, les recuerdan a sus abuelas, para las mujeres que visitan nuestras maternidades es todavía un instrumento de higiene intima.

Estas duchas son la principal causa de infecciones vaginales, me refiero a flujo vaginal (leucorrea) en mujeres embarazadas, según estudios realizados en las maternidades de Santo Domingo.

De forma equívoca e inclusive paradójica, las duchas vaginales se utilizan con la intención de lavar la vagina con agua o cualquier otra solución. Muchas mujeres piensan que la vagina no debe tener ningún aroma natural y quieren acabar con éste mediante polvos, jabones perfumados, desodorantes, tampones aromatizados, y todos los supuestos aparejos para la higiene íntima femenina. También lo hacen con la finalidad de lavar la sangre de la menstruación o el semen después de la relación sexual.

La ducha vaginal esta contraindicada, su uso cambia el Ph vaginal (grado de acidez y alcalinidad), alterando la flora bacteriana natural que la protege de infecciones. Por lo tanto, la vagina es más susceptible de contraer infecciones vaginales, que en el peor de los casos se pueden extender al útero, trompas y ovarios, provocando procesos pélvicos inflamatorios, dolor intenso, dolor durante la relación sexual, fiebre, obstrucción de las trompas, e infertilidad. Las mujeres que usan duchas vaginales son más susceptibles de sufrir irritación, prurito (picazón), enrojecimiento del área de la vulva, y enfermedades de transmisión sexual, entre otras.

Cuando una mujer con infección vaginal se introduce una ducha para limpiar la vagina, puede empeorar su cuadro y extender la infección hasta el útero. La ducha vaginal no esta indicado después de tener relaciones sexuales, como método anticonceptivo. Los espermatozoides nadan tan rápido que ninguna ducha vaginal los puede aniquilar.

En la mujer embarazada las infecciones vaginales puede producir amenaza de aborto, parto prematuro, o muerte de la criatura. Toda embarazada debe tener un chequeo ginecológico.

El preámbulo de muchas de las enfermedades de las y los dominicanos es la falta de educación, el divorcio del ser y su cuerpo. Desconocimiento total de sus órganos reproductores.

Nos urge invertir en educación, en salud, en salud sexual y reproductiva para evitar enfermedades prevenibles. Ostentar Republica Dominicana el record mundial de la abuela más joven, 26 años, (tanto la madre como la hija se embarazaron a los 13 años), según la dirección de Unicef para América Latina y el Caribe, Nils Kastberg, no es un record a disputar. Son los frutos de nuestra inversión en educación y salud.