sábado, 15 de agosto de 2009

No con nuestro voto

El voto de las mujeres quita y pone gobiernos. Somos más de la mitad de la población, y el 56 por ciento de los votantes. Un o una candidata que no conquiste el voto de las mujeres no tiene expectativa de reelegirse. ¿Acaso no ha sido con el voto de las mujeres que ha ganado el Presidente Fernández?

Las mujeres necesitamos ser concientes de nuestro valor, de nuestro poder. No es posible que las mujeres votemos por legisladoras y legisladores que atenten contra los derechos de las mujeres “La clase no se suicida”. Es inaceptable que elijamos representantes para que nos arrebaten los derechos humanos, derechos ganado gracias a la lucha de muchas mujeres que nos han antecedido.

Las y los asambleístas que en primera lectura votaron a favor del art. 30 intentan despojarnos de nuestros derechos humanos, dentro de ellos los derechos sexuales y reproductivos. Es oportuno recordarles que están ahí por el voto de nosotras.

El art. 30 viola los derechos humanos. El derecho a la vida, el derecho a los métodos anticonceptivos, a las técnicas de reproducción asistida. La guerra contra el art. 30 no es una lucha de género, es una lucha de clase. Sólo mueren las mujeres pobres, sin embargo, mujeres de todas las clases sociales son perjudicadas por la prohibición de métodos anticonceptivos como el dispositivo intrauterino. Se prohibirá la píldora de emergencia, vivirá en la clandestinidad aumentando su precio y vetándose para las mujeres pobres.

Las parejas con problemas de infertilidad no podrán acceder a las técnicas de reproducción asistidas por considerarse inconstitucionales. Las mujeres con recursos podrán viajar al exterior y las pobres, aceptaran el designio de dios.

La opción de interrumpir un embarazo en caso de violación, o cuando pone en riesgo la vida de la mujer, no es un problema de dogma. La Constitución dominicana tiene que defender la vida de las mujeres que están, en concreto, con planes, con proyectos, y en muchos casos con hijos e hijas. La Carta Magna defiende la vida de los seres humanos, no óvulos fecundados, de eso se encargan las religiones.

Invito a todas las mujeres a no votar por ningún candidato o candidata que no respete los derechos de las mujeres. Nuestros Congreso tiene el deber de legislar para que las y los que menos tienen, tengan más oportunidades, no para desaparecer a las niñas y mujeres pobres.